lunes, 30 de enero de 2017

Educación a la antigua o estilo autoritario

Los padres con estilo autoritario valoran la obediencia (Martínez et al., 2013), como una virtud, mantienen a sus hijos subordinados y restringen su autonomía, provocando problemas en su adaptación social y una disminución de la seguridad en sí mismos (Torío, Peña &Inda, 2008).
En cuanto a los hijos sus problemas se plantean a nivel emocional, debido al escaso apoyo recibido, los hijos se muestran tímidos, tienen mínima expresión de afecto con sus pares, pobre interiorización de valores, son irritables, vulnerables a las tensiones y poco alegres (Maccoby y Martin, 1983).
Este estilo es un factor de riesgo para el padecimiento en los hijos de síntomas depresivos (Andrade, Bentancourt y Vallejo, 2012; Ato, Galián & Huéscar, 2007; Richaud de Minzi, 2005; Vallejo, Osorno & Mazadiego, 2008) y para el consumo de sustancias (Martínez et al., 2013). Asimismo se ha relacionado el estilo autoritario y el negligente con el estado nutricional de los adolescentes, asociándolo con malnutrición por exceso o déficit (Alzate & Cánovas, 2013).
En un estudio llevado adelante por De la Torre, García-Linares y Casanova (2014), refieren que la percepción por parte de los adolescentes de un estilo parental autoritario se encuentra asociada a mayores manifestaciones de agresividad. En ese mismo sentido García-Linares (2014), refiere en su estudio que entre las variables que mejor predicen la agresividad se encuentran las prácticas educativas rígidas e indulgentes.
Por su parte Patterson (1982, 2002), manifiesta que las prácticas de crianza coercitivas son un factor determinante en el comportamiento antisocial del niño. En ese mismo sentido y a partir del estudio realizado por Patterson (1982, 2000), Prinzie et al., (2004), concluyen en su estudio que las prácticas parentales con características coercitivas y un disciplinamiento imprudente se relacionan con problemas externalizantes en sus hijos (agresividad, hiperactividad o delincuencia). En ese mismo sentido Iglesias y Romero (2009), refieren una relación entre este estilo y las alteraciones externalizantes.
Es frecuente que cuando el control es muy severo los hijos terminen rebelándose ante sus padres, especialmente al principio de la adolescencia, momento en el que suelen buscar una mayor libertad y autonomía, mientras que sus padres y madres intentan seguir manteniendo un control estricto (Segura & Mesa, 2011).
Fragmento de la Revista de psicología PUCP
Los hijos no somos propiedad de nadie, tal vez cuando lo comprendamos sea demasiado tarde. Solo se tiene hasta la menarquía (primera menstruación) en las mujeres y espermaquia (primera eyaculación) en los hombres para lograr ese acercamiento y tener la seguridad que no se someterán al peligro. Las muestras de afecto y dedicación sembradas a partir de ese momento, será el comienzo de la cosecha.

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